2.
Me carga ser la que recoge los pedazos. Los hombres a los que he querido siempre están heridos, entregados por varias manos, basureados. Todos hombres destruídos.
3.
“Esté atento al volante, puede evitar así muchos accidentes en la autopista”
“Pero en serio, hombre: mire sólo el camino”
“¿No ve que lo que hace? Concéntrese por fin en el volante. Por descuido casi mata a ese pobre hombre”
5.
C y yo gritamos en mitad de la noche, cada una en su casa. Nos llamamos la una a la otra sin obtener resultado. Pensamos a la vez en qué tipo de persona es la que a las cuatro de la mañana está aún usando el teléfono. Ambas miramos por la ventana consolándonos con autos y perros que aúllan.
6.
Odio hablar contigo porque nunca entiendo lo que dices. Hoy, cuando me di cuenta de lo que ocurría, ya era tarde. Tenía la boca y nariz llenas de mocos, temblaba entera. Oraba, frente al computador, porque lo que estuvieras diciendo (escribiendo es el término correcto) estuviera amplificado por el espacio en blanco de miles de pixeles entre una palabra y la otra. Hablaba sola. Quizás lo dijiste de forma liviana, al nivel de la publicidad parpadeante de parejas y pastillas, almacenesparispuntoceele, bajo la ventana de conversación.
Hablaste en media hora de homosexualidad (14 letras), autoflagelación (15 letras) y Kierkegaard (11 letras). Escribiste todo ese montón de palabras difíciles en frases largas, tediosas. Con una Verdana 7.5 en negrita tecleé un “te quiero” con gusto a poco, frío, de ocho letras nada parecidas a lo que sentía en la panza. “Te quiero” queriendo abrazarte, tirarme al suelo con tu cara imperturbable o dolida mirándolo todo. “/me aún te quiere”, escribo. “/me sabe que cuando apenas le gustes ella ya estará mala”. Y nada: “EL está escribiendo un mensaje” que nunca llega, y me lleno de esa frase que intermitente aparece en una esquinita indicándome que nada logra salir de allá.
¿Estás otra vez dormido?
Último mensaje recibido a las 23:11 el 22-05-2007.
Por favor, háblame.
Último mensaje recibido a las 23:11 el 22-05-2007.
7.
Pienso que nuestra separación comenzó el día en que cambié la clave de mi mail. Temía que leyeras lo que yo escribí a mis amigos acerca de lo mal que nos llevábamos desde cierto episodio vergonzoso.
Me senté en el computador y comencé a teclear. Traté de abrir su mail con todas las palabras que alguna vez nos dijimos. Nada. Ninguna de ellas era la clave.
9.
Ve sobre la cama una tira de pastillas blancas que no había visto antes. Una ventana del msn se abre. Isabel Monzó dice:
“Todas.”
Pablo dice:
¿Cómo dices?
Último mensaje recibido a las 00:28 el 26-06-2005.
Saca y ordena de una en una las pastillas al borde del escritorio, y luego se ayuda con el agua de una botella que estaba hace días bajo la cama. Las tres últimas no es capaz de levantarlas y las come de la mesa, se echa sobre los papeles y comienza a contar hacia atrás.
Quince, catorce, trece, doce, diez, nueve, ocho, nueve, ocho, siete, seis, dos, dos, dos.
10.
Subo a una micro por inercia, donde río, lloro y finalmente sueño. Las imágenes son confusas y al despertar tengo un denso dolor de cabeza producto de los cigarros. Cuando me bajo siento como si la desgraciada me hubiera vomitado.
Cartulina dice:
¿Estás ahí? Necesito hablar contigo.
S dice:
Heme aquí. ¿Y, me contarás tus misterios?
Cartulina dice:
Quería decirte que eso que no pude contarte… ya sabes, no sé, creo que tengo miedo. Eso es: tengo miedo.
S dice:
Yo también tengo miedo ¿Sabes?
Siento como si esa fuera la única de las oraciones. Luego de eso nada de lo que yo diga puede ilustrar mejor lo que es el miedo.
Carolina dice:
No te entiendo. Me da susto cuando dices esas cosas
S dice:
¿Por qué?
Carolina dice:
Es como si yo fuera un payaso y no me diera cuenta. Es como si tuviera marcada la cara y todos lo supieran, menos yo.
11.
Artista se preguntó (de forma correcta) por qué en sus historias los personajes siempre chocan y descubrió, sin sorpresa, que en la vida cotidiana ella chocaba con todos a su alrededor. Había un tipo, un individuo despreciable, con el que ella no conseguía chocar. Ambos, Escritor y ella, tenían esporádicos encuentros violentos que nunca se concretaban en choques. En esa violencia había mordiscos, abrazos fotosensibles, imágenes extraídas de la basura: imágenes de viejas combustiones espontáneas por el roce sin contacto, por la estática que producen dos masas que se mueven a distancias milimétricas.
Escritor era misógino, sincrónicamente un tipo de edad revuelta y vicios astutos. Se ganaba la vida componiendo canciones en un sello de la comunidad ecológica. Mataba las tardes componiendo obituarios para su trabajo de medio tiempo. Sonreía escondido porque creía indefectiblemente que su cara se tornaba horrible cuando lo hacía. Componía muchas cosas que no eran su propia persona.
Artista era la viva imagen de sus padres, a los que nunca conoció. Se arreglaba el cabello despeinándolo, se cubría de pies a cabeza con ropas grises para que todos la vieran. Si su ego fuera plumas, la habría asfixiado. Lo hacía de todas formas sin ser plumas, nylon o calcetines en la boca.
17.
"¡Ah, son una familia bien dispersa ustedes!"
19.
Abstracto es crear un personaje que sólo habla con líneas de canciones pop en español.
20.
En Las Condes, un árbol cae debido al temporal interrumpiendo el tránsito. En Ñuñoa uno corta la luz por varias horas en dos o tres manzanas. En la Nuevo Amanecer, en cambio, destruye una casa y aplasta a un hombre de la tercera edad. El gobierno le dijo que tapara las goteras.
21.
Recuerdo que lo único que había de comer en esa casa eran las ratas.
Me carga ser la que recoge los pedazos. Los hombres a los que he querido siempre están heridos, entregados por varias manos, basureados. Todos hombres destruídos.
3.
“Esté atento al volante, puede evitar así muchos accidentes en la autopista”
“Pero en serio, hombre: mire sólo el camino”
“¿No ve que lo que hace? Concéntrese por fin en el volante. Por descuido casi mata a ese pobre hombre”
5.
C y yo gritamos en mitad de la noche, cada una en su casa. Nos llamamos la una a la otra sin obtener resultado. Pensamos a la vez en qué tipo de persona es la que a las cuatro de la mañana está aún usando el teléfono. Ambas miramos por la ventana consolándonos con autos y perros que aúllan.
6.
Odio hablar contigo porque nunca entiendo lo que dices. Hoy, cuando me di cuenta de lo que ocurría, ya era tarde. Tenía la boca y nariz llenas de mocos, temblaba entera. Oraba, frente al computador, porque lo que estuvieras diciendo (escribiendo es el término correcto) estuviera amplificado por el espacio en blanco de miles de pixeles entre una palabra y la otra. Hablaba sola. Quizás lo dijiste de forma liviana, al nivel de la publicidad parpadeante de parejas y pastillas, almacenesparispuntoceele, bajo la ventana de conversación.
Hablaste en media hora de homosexualidad (14 letras), autoflagelación (15 letras) y Kierkegaard (11 letras). Escribiste todo ese montón de palabras difíciles en frases largas, tediosas. Con una Verdana 7.5 en negrita tecleé un “te quiero” con gusto a poco, frío, de ocho letras nada parecidas a lo que sentía en la panza. “Te quiero” queriendo abrazarte, tirarme al suelo con tu cara imperturbable o dolida mirándolo todo. “/me aún te quiere”, escribo. “/me sabe que cuando apenas le gustes ella ya estará mala”. Y nada: “EL está escribiendo un mensaje” que nunca llega, y me lleno de esa frase que intermitente aparece en una esquinita indicándome que nada logra salir de allá.
¿Estás otra vez dormido?
Último mensaje recibido a las 23:11 el 22-05-2007.
Por favor, háblame.
Último mensaje recibido a las 23:11 el 22-05-2007.
7.
Pienso que nuestra separación comenzó el día en que cambié la clave de mi mail. Temía que leyeras lo que yo escribí a mis amigos acerca de lo mal que nos llevábamos desde cierto episodio vergonzoso.
Me senté en el computador y comencé a teclear. Traté de abrir su mail con todas las palabras que alguna vez nos dijimos. Nada. Ninguna de ellas era la clave.
9.
Ve sobre la cama una tira de pastillas blancas que no había visto antes. Una ventana del msn se abre. Isabel Monzó dice:
“Todas.”
Pablo dice:
¿Cómo dices?
Último mensaje recibido a las 00:28 el 26-06-2005.
Saca y ordena de una en una las pastillas al borde del escritorio, y luego se ayuda con el agua de una botella que estaba hace días bajo la cama. Las tres últimas no es capaz de levantarlas y las come de la mesa, se echa sobre los papeles y comienza a contar hacia atrás.
Quince, catorce, trece, doce, diez, nueve, ocho, nueve, ocho, siete, seis, dos, dos, dos.
10.
Subo a una micro por inercia, donde río, lloro y finalmente sueño. Las imágenes son confusas y al despertar tengo un denso dolor de cabeza producto de los cigarros. Cuando me bajo siento como si la desgraciada me hubiera vomitado.
Cartulina dice:
¿Estás ahí? Necesito hablar contigo.
S dice:
Heme aquí. ¿Y, me contarás tus misterios?
Cartulina dice:
Quería decirte que eso que no pude contarte… ya sabes, no sé, creo que tengo miedo. Eso es: tengo miedo.
S dice:
Yo también tengo miedo ¿Sabes?
Siento como si esa fuera la única de las oraciones. Luego de eso nada de lo que yo diga puede ilustrar mejor lo que es el miedo.
Carolina dice:
No te entiendo. Me da susto cuando dices esas cosas
S dice:
¿Por qué?
Carolina dice:
Es como si yo fuera un payaso y no me diera cuenta. Es como si tuviera marcada la cara y todos lo supieran, menos yo.
11.
Artista se preguntó (de forma correcta) por qué en sus historias los personajes siempre chocan y descubrió, sin sorpresa, que en la vida cotidiana ella chocaba con todos a su alrededor. Había un tipo, un individuo despreciable, con el que ella no conseguía chocar. Ambos, Escritor y ella, tenían esporádicos encuentros violentos que nunca se concretaban en choques. En esa violencia había mordiscos, abrazos fotosensibles, imágenes extraídas de la basura: imágenes de viejas combustiones espontáneas por el roce sin contacto, por la estática que producen dos masas que se mueven a distancias milimétricas.
Escritor era misógino, sincrónicamente un tipo de edad revuelta y vicios astutos. Se ganaba la vida componiendo canciones en un sello de la comunidad ecológica. Mataba las tardes componiendo obituarios para su trabajo de medio tiempo. Sonreía escondido porque creía indefectiblemente que su cara se tornaba horrible cuando lo hacía. Componía muchas cosas que no eran su propia persona.
Artista era la viva imagen de sus padres, a los que nunca conoció. Se arreglaba el cabello despeinándolo, se cubría de pies a cabeza con ropas grises para que todos la vieran. Si su ego fuera plumas, la habría asfixiado. Lo hacía de todas formas sin ser plumas, nylon o calcetines en la boca.
17.
"¡Ah, son una familia bien dispersa ustedes!"
19.
Abstracto es crear un personaje que sólo habla con líneas de canciones pop en español.
20.
En Las Condes, un árbol cae debido al temporal interrumpiendo el tránsito. En Ñuñoa uno corta la luz por varias horas en dos o tres manzanas. En la Nuevo Amanecer, en cambio, destruye una casa y aplasta a un hombre de la tercera edad. El gobierno le dijo que tapara las goteras.
21.
Recuerdo que lo único que había de comer en esa casa eran las ratas.
4 investigadores:
Necesito un cuaderno con urgencia.
Algunos comentarios más coherentes:
6. Me bajan los escalofríos. Es tan conocida, esa sensación.
19. Pues ya sabes que yo conozco un personaje que suele hacer eso, aunque felizmente para todos todavía tiene el talento de ensartarlas con frases coherentes.
21. ¿Qué te daban para beber?
Escribí algunas cosas que quizás vayan con esto. Ve mi blog: hoy las estrellas se me alinearon.
Guapa.
tonta. todo esto está tan. no sé. me gusta mucho. y me da pena. y quiero abrazarte.
la gente dice que este blog los aplasta
(lo siento)
claudio dice eso, pero no quiero aplastarte amor, no
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