sábado, 20 de agosto de 2011

iv. Folio 12 - Centella, la gata perdida

Escribo líneas ciegas a la luz de una ventana
aún es muy tarde, muy noche
me quedo igual que como cuando era niña
castigada de pan y manjar
y lo único que quedaba era la pena
recordada al final del día.

Lo único que hay es la pena
de que ya nada esté como en la mañana
en que éramos tan felices
en que todo se quedó tan perfecto como no es nunca
en que de lo chica que estoy
me llena entera de nostalgias, de escalofríos.

Que se me pasen, que se me acaben
que se me dejen de salir en forma de ríos
cuando la casa que yo te hice alrededor, gata
se queda sin un pelo tuyo
sin un salto acrobático más
nos quedamos dos aunque sea para tres
nos quedamos dos celebrando las tardes que nos quedan
mirándonos la cara recortada sobre el tejado gris
que ahora siempre va a ser tu patio.

lunes, 18 de abril de 2011

iv. Folio 11 - Ñuñoa

Si fueras yo / te habrías ido rápido porque no soporto ver detalles / si fuera tú me amaría / tras mi pelo negro de cachirulos / tras mi pelo verde liso y desteñido / seríamos la misma cosa / Con mi guitarra sucia llena de recortes / con tu guitarra Fender pulida cada domingo / se toca el mismo cover a Pulp / suena la misma canción de Pixies / que hace recordar que de tan cerca / se quemó todo tan junto / que los cadáveres ya no se distinguen uno entre el otro / Si hubiera sido yo ese día me hubiera ido (como lo hice) / habría ignorado lo pedante de tu petitorio de adiós (como pasó) / No habría golpeado la puerta para que pensaras que no me importaba / me habría despedido de la sucia de tu madre paralizada por el miedo / de que te dieras cuenta de que eras un pequeño dios para las dos / hasta que yo me fuera de la casa / Habría salido de tu casa en medio de un silencio cantor / vomitada por mis ganas de llorar / pero no lloraría / En esa parte elegiría que fueras yo y me reiría de verte así / con la cara llena de hipócrita paz / mientras los japoneses de tus audífonos siguen gritando incólumes / a pesar de tu cara rota y el desperdicio de tu encanto.

iv. Folio 10 - El centro I

La mujer sola tiene botines de cuero abiertos en flor, falda color tierra y piernas un poco más claras sin pantys. Tiene cabello enmarañado, con electricidad probadamente infinita. Tiene cara de pena y ojos claros color lavaza. Tiene frío, seguro, porque es abril y a sus cincuenta y tantos el viento se cuela por todos lados. Nosotras, más jóvenes, la miramos desde lejos y yo -que me sé la historia- le cuento a mi compañera quién es, y cómo sé quién es. Tiene una cartera que no le calza, que es extraña porque tiene un color chillón y el dibujo de un sol que la hace una de esas demasiado alegres para mujeres como ella. Alegre como algo infantil, pienso, pero a mi compañera le digo que es muy naif, que me preocupa. Es tonto que me preocupe la pobreza, pero no lo digo. Es tonto que me preocupe su pobreza y no la mía, en realidad. Imagino que la encontró, fantaseo en voz alta. Va y viene como recorriéndose de memoria el camino. El camino de su vida, me digo en secreto. Miro hacia otra parte porque los ojos se me llenan y no quiero llorar cada vez que la veo. Será que soy sensible, y se me dibuja la sonrisa en la cara (una sonrisa invertida, llena de agua). Será que los golpes me ablandan, como a la carne el cucharón de mi abuela. La mujer se rasca un grano de la pierna que, a esa distancia enorme, se ve irritado y roto. Me dan ganas de desnudarme y darle mi pantalón, mi chaleco, mi calcetines, mis botas, mis sostenes. No es la primera vez que pasa. ¿El grano? dice mi compañera. Les llamo experiencias místicas y son lo más cerca que he estado de San Francisco.

martes, 8 de marzo de 2011

iv. Folio 9 - Cerro Navia II

i.
parece que se va a equivocar
parece que se va a equivocar
qué grande Sr. Lápiz
tremenda presión y sin error.



ii.
¿Qué quiere? Una cuenta RUT, digo. No, en serio, ¿qué quiere usted de mí?
Un silencio incómodo plagado de imperfecciones telefónicas se queda suspendido entre los dos auriculares.
Y qué puedo querer. Un ejecutivo se levanta medio existencial y soy yo el de los platos rotos.



iii.
La voladora se lanza al vacío y cae sobre una cobradora.
Ambas muertas,
la familia de la cobradora no entiende nada
la familia de la voladora no entiende nada.
Todos callados
van al Hogar de Cristo a comprar
el pack de lujo o el pack social
adivina cuál es cuál
adivina quién lleva orquídeas y quién claveles
sobre la tapa espejada del coche
sobre el castillo de madrecita en pena
de adiós por nada y para nada
de mensajes flotantes en la cocina
No comas tantas cochinadas
te dejé fideos con vienesas y salsa
Llévate la guitarra que hoy tienes clases
llévate la grabadora y grábate
Saca el pan del tostador
Tómate las gotas de Flores de Bach
Dos cucharadas de leche Calo
El Fitness por ocho días más
y dame un beso en las manitos, hija
para flotar y acordarme de lo pobres que fuimos,
de las cosas que no pudimos hacer.

sábado, 26 de febrero de 2011

iv. Folio 8 - Cerro Navia I

De tantas tragamonedas apenas sí se sabía qué había dentro de cada puerta. A simple vista no era posible distinguir entre la carnicería y la tienda de pantis tras la cortina de musiquita. La calle como un caminito de luces. La calle como Las Vegas en pobre.

Quién quiere tu suerte ahora. Dime quién.