miércoles, 25 de junio de 2008

I. Folio 12 - Sobre las termitas (enero del 2008)

1.
V se levanta al baño, que es también el resto de la casa. Los maestros habían comenzado por quitar los delgados muros que separaban a una habitación de la otra; muros que, tras varias generaciones de insectos, no eran más gruesos que el papel mural sobre ellos. La tierra había comenzado a meterse debajo de la puerta, por el gran hoyo del techo: por todas partes.

2.
Pasa el dedo índice por cada hoyo. Son muy pequeños y en conjunto forman una textura.

-¿Y eso?
-No sé. Espero no sean chinches.
-Ya veo.
-Termitas: la casa de mis padres se cayó a pedazos por su culpa. Dios, espero que no sean termitas.
-Lamentable.
-Ni los contornos quedaron. Nada.

Volvió a repasar cada una de las marcas en la madera con rapidez; con un apuro inusitado.

-Hasta los marcos de las ventanas se comieron. Desgraciadas.

Con los dedos estirados, una y otra vez. Intercalando miradas entre el muro blando y su interlocutor.

domingo, 22 de junio de 2008

I. Folio 11 - A la deriva (comprendidos entre octubre del 2007 y febrero del 2008)

1.
No voy a encontrar a alguien más parecido a él que ese. Está tirado en el pasto con el mismo descuido; con el mismo pelo revuelto, lleno de pelusas, cayéndole sobre los ojos. Él dijo que le gustaban mis zapatillas, eso siempre es buena señal.

2.
Argumento: ella va a esperarlo a un lugar deshabitado, eriazo por completo. Faltan unos minutos para que él llegue; ella debe hacer hora. Entra en un supermercado en el que la música es aséptica. Entra en un pasillo donde las baldosas son impersonales. Escoge un estante genérico; demora varios minutos en decidir qué es lo que va a llevar finalmente. Mata el tiempo. Se convence de que no debe pensar en cosas tan nefastas. Llega al lugar de la cita con doce minutos de retraso. Él no está. En esa banca los segundos le parecen horas. Sus dedos ya no se mueven como antes, el frío se cuela entre ellos y comienza a congelarlos. Ella se convierte en un personaje al borde del siga participando.

3.
Entre las fotos grises,
entre todas esas fotos grises,
estoy yo.

4.
Estaba sobre la silla, en las puntitas de los pies. Descolgaba ese feo fierro con apretadores que antes hacía de portafotos, pero que desde hace tiempo estaba inevitablemente vacío y camino al entretecho. Nunca encontró fotos como esas fotos para reemplazarlas en los sujetadores. Vacío, el fierro le parecía chistoso. Podía parecer una escultura moderna, pero no armonizaba con el resto de la pieza y no era bonito en esas condiciones. No, no lo era. Era más bien feo, como ya dije antes.

5.
En la esquina de Portales con Carmen hay una casa completamente rosada. Sus habitantes, de naturaleza desconocida, la pintaron hace un tiempo y colocaron en sus ventanas cortinas blancas salpicadas de pequeñas florcitas fucsias. Flores entrelazadas como los pequeños alvéolos de un par de pulmones. Por lo general nadie habita esa casa. Los rosales e hibiscos en flor de la vereda no son regados por una buena mujer de delantal colorado que hornea pasteles. Tampoco un hombre de mejillas sonrosadas saluda socarrona y tímidamente a los vecinos mientras limpia las canaletas llenas de plumas de flamencos; plumas que se acumulan en los tejados altos sobre todo al acercarse el verano. Ninguno de esos personajes está ahí presente. La casa, por si sola, da vida a esos individuos imaginarios en la insuficiencia de transformarse ella misma en un personaje verosímil.

[Claudio dice:
Una casa rosada que no está ni ahí con las otras casas y señoras tontas que le dicen cosas feas!]

6.
Siempre me imagino que el amar tanto a los pingüinos algún día va a matarnos.

7.
¡Con el nombre que me puso! No entiendo como pensó que podría casarme alguna vez con esa horrible forma en la que me llamó. Que no se queje ahora, la muy zorra. Sabía perfectamente lo que hacía cuando me puso así. Sabía que yo, y mis gatos, y mis revistas de papel couché íbamos a quedarnos enterrados en este basurero. Que no se queje. Sólo por mí no está pudriéndose entre las cajas de recortes de diarios y fotografías apolilladas. Qué se cree.

sábado, 21 de junio de 2008

I. Folio 10 - Apuntes sobre Lautaro (septiembre del 2007)

1.
En el centro del cementerio, un árbol sobre una tumba. Tiene más de 25 metros; lo midió un helicóptero, dicen.

- ¡Qué grande el árbol, papá!
- Era buen abono el viejo.

Miran la loza destruída, ahora igual a un volcán. P. nacido en 1880, muerto en 1904. Hermano, hijo, amigo. Que Dios lo tenga en su santa gloria.

Muerto en medio de la estación de más calor. Se le echa de menos.


2.
Tambien en el cementerio, un hoyo en la tierra. De ese hoyo, no muy profundo, sale un chorro de agua que forma un canal en medio de los patios 3 y 4.

- ¿Otro pozo más?
- Sí. Dicen que el terreno se esta hundiendo de a poquito.
- A este paso van a tener que echar a los muertos con snorkel.

En medio de la estacion de mas calor hay agua, pero a nadie le hace falta.

[copia de Enrique Lihn:
...
Mírese bien, es Ud. ese hombre
que remienda su única camisa
llorando secamente en la penumbra.
Viene de la estación, se ha ido alguien,
pero no era el amor, sólo una enferma
de cierta edad, sin hijos, decidida a olvidarlo
en el momento mismo de ponerse en marcha.
Ud. se pone en su lugar. No sufre.
¿Eso era el amor? Y bien, sí, era eso.
Tranquilo. Una mujer de cierta edad. Tranquilo
Mírela bien. ¿Quién era? Ya no la reconoce,
es ella, la que odia sus calcetines rotos,
la que le exige y le rechaza un hijo,
la que fInge dormir cuando Ud. Ilega a casa,
la que le espanta el sueño para pedirle cuentas,
la que se ríe de sus libros viejos,
la que le sirve un plato vacío, con sarcasmo,
la que amenaza con entrar de monja,
la que se eclipsa al fin entre la muchedumbre.]


3.
Dos gatos en ese restaurante con olor a sudor, como si en lugar de té en las bolsitas de papel hubieran uñas y pelos. Las niñas a las que aprieta la guatita estar así tan alto en el balcón los miran ¿Pero qué guatitas? Son todas guatas sueltas de provincianas en altura, estiradas desde el ombligo en cada arco de la espalda, dentro de cada palabra sumergida como bolsita de té en el agua hirviendo. Los gatos ahí, de colores, las miran de vuelta. El gato rosa le dice al gato verde ‘miau’ y dibuja un ‘soy yo’ con los labios. El gato verde se ríe de la forma en que cualquier gato lo hace.


4.
El teléfono suena del otro lado de la calle ¿Es que siempre funciona todo en este pueblo de mierda? Tiene luz amarilla. Levanto el auricular. Una respiración obstruída de una punta a otra del cable.

- Ya voy -digo.

Y cuelgo.


5.
[citando a Jose:
preferimos estar desdichadas porque la felicidad nos parece superficial, y de muy mal gusto.]

- Tu vida aborda una temática habitual en las manifestaciones artístico-culturales en Chile: la crisis del guacho.

- Ya para ¿Quieres?


6.
Yo siempre pienso que papito dios debería de haberme hecho rucia.


7.
[copia de Bolaño:
B sueña con el desierto, con la cara de X: no tarda en darse cuenta de que son lo mismo. No tarda tampoco en darse cuenta de que está perdido en el desierto.]

B sueña con un oasis, con la cara de X: no tarda en darse cuenta que aquello con lo que sueña no es un oasis, sino un desierto al que él se ha empeñado en añadir palmeras y agua.


8.
[copia de Alejandra Pizarnik:

De música la lluvia
De silencio los años
Que pasan una noche
Mi cuerpo nunca más
Podrá recordarse.]

viernes, 20 de junio de 2008

I. Folio 9b - Composiciones superlight, segunda parte (comprendidos entre enero y abril del 2008)

Pr.
[/artistardilla]

Yo brillo cuando me sacas fotos.



I.
A /writingwriter

Hay pocos más fletos
que los japoneses:
esos son los europeos.


II.
A /writingwriter

La niñita Kancho besa al niño Kancho
y se pone roja,
él también se pone rojo,
y esos son todos sus colores

no los colores prestados
que andan allá por otros lados.


III.
A /writingwriter

yo puedo hacer
de mi lengua un tubito
:P
(lenguatubito)


IV.
A /writingwriter

Tú sabes
que me fascinan los
pintores romanos,
peces dorados

Quiero quitarte el abrigo lleno de gotitas
para colgarlo en nuestro perchero victoriano.


V.
A /writingwriter

Verás, mamá,
aunque quisiera
no puedo dejar de recogerlas.


VI.
A /writingwriter
(y a Masafumi Gotō)

Todo el mundo debería tener
enanos bailarines
e inevitablemente ser
indie, chino,
moreno y flaco.



VII.
A /writingwriter

Un día iremos a la playa
y en la arena
dibujaremos palabras grandes como planetas.


VIII.
A /writingwriter

Deberíamos tener
uno de esos baldes chic
de kikkoman
para traernos un pedazo del mar.

I. Folio 9a - Composiciones superlight, primera parte (comprendidos entre agosto y diciembre del 2007)

Pr.
[/artistardilla]

Yo siempre me acuerdo
aunque de pena.



I.
A /_loleando

¡Qué añoranza que me da tu dibujo!
Me acuerdo de cuando yo era estudiante
De dibujo
Y todo aún me sorprendía.
En la sala oscura
mirando a la Carola,
la Sofía, la Pamela;
Sacándoles el cuerpo cuanto podía
todo debajo de la luz inquieta
de la ampolleta
que rebotaba
en 60 watts,
en 32 segundos,
en pitidos intermitentes
de pura mano y puro carbón.


II.
A /_loleando

En realidad no sobreviví a
Las Encinas,
sino que a Campus Oriente
:P
Pero una vez fui a
Las Encinas,
con puros profes
de mafia italiana,
Con puras niñas
de pelo lais,
y vi a un niño meando
en la puerta

- (él me miró)
- (yo lo miré)
- (él me miró)

y la sacudió.
Entonces yo sobreviví a
Las Encinas
(y, según el juicio
de un amigo muy amigo,
pinché en la ley
de la dialéctica hegeliana).


III.
A /huracana

Oye,
/huracana,
deberías ir alguna vez a
una lectura
en la que estuviera yo
escuchando,
entonces escucharíamos
juntas
y pondríamos atención
apenas,
porque soy despistada
y tú serías despistada
conmigo
en la misma sala:
al unísono.


IV.
A /sweetest_coma

Los perros de Seul
aullan,
Los perros de Seul
amenazan
con que van a venir
a matarme.
Amenazan
con que van a comerse
mi carne fresca.
Perro de Seul:
yo no escondo mis huesos,
mi carne fresca
está ahí
para ti.
Anda a explicarle tú a un perro de Seul
que no es en la carne
donde expías los pecados
de la carne.

Perro:
deberías ir ahora
a Seul
a convertirte en lechuga.


V.
A /xubicita

Es lo peor
soñar
que te buscaban
(Alguna vez más que sea).


VI.
A /oehmke

La próxima vez que te conectes
tu MSN dirá
que te dije que te odio,
pero no es tan así:
tú sabes cómo es de intrigante ese programa de mierda.


VII.
[/artistardilla]

Si Rodney Mullen fuera coreano
tendríamos que llamarlo "Dios"
(Y cuando Rodney Mullen dijera
"Hágase la luz"
Chuck Norris le diría
"Pídelo por favor",
pero a él no le importaría
porque sería pro-skater
y además
asiático).


VIII.
[/artistardilla]

Yo antes tenía un gato
al que le confidenciaba mis
cosas,
pero ahora,
que no tengo ni gato,
me las callo, me las digo,
me las vuelvo a callar:
me las meto por donde mejor quepan.
me las guardo
en los bolsillos
llenos de papelitos
de dulce…
llenos de boletos
del Transantiago
inexistentes

¡Necesito un gatito
a
ho
ra!


IX.
[/artistardilla]

Yo siempre recuerdo,
aunque me de pena.

Yo siempre me acuerdo.


X.
A /dulce_ofelia

Jose,
sólo tú sabes hacer de los días nublados
días en sepia.


XI.
A /dulce_ofelia

Por qué las canciones quedan tan maltrechas
después de unos cuantos abrazos,
amiga.

Antes me gustaban mucho esas canciones
ahora soy un ramito de nervios
y de pelos chasconeados.

I. Folio 8 - Fragmentos para dominar el (un) deseo (noviembre del 2007)

Pr.
Éramos
dos personas que desgarrábamos con la mirada
y las bocas
nos ardían como tazas de té en verano
esperando,
sin nada que pudiéramos hacer.
La noche estaba quieta
y en ella
las heridas de un hombre son la mirada de otro
invisibles todos
en la capacidad destripadora y caritativa
que tiene la oscuridad entre nosotros.


I.
Respirar muy hondo.
Aspirar con fuerza, profundo,
como si el aire lo inflara a uno como un bombín.
Como si con aire
se quitara la presión del esófago
y los calambres.
Como convirtiendo a tus intestinos
en espadas de globo
hechas por payasos invisibles.


IV.
Dibujar un círculo
sobre una hoja de papel
una, diez,
treinta y tres veces hasta rajar dicho papel.
Hasta hacer un hoyo
que atraviese todo el papel del cuaderno en el que anotas.
Hasta rasguñar con la punta del lápiz
la mesa en donde escribes.
Roer, desgarrar,
desarmar: destruir.
Sólo entonces
oír con detención el ruido que araña a la madera
y abraza a los oídos por dentro.


VII.
Meter la cabeza
a un balde de agua o,
en su defecto,
y únicamente si no tuviera esto a mano,
en una casata de helado de piña
San Francisco
de 5.5 litros, es decir
5500 centímetros cúbicos.
Ir así, en el estado
entre la excitación y la muerte,
a dormir bajo un árbol tropical.
(esperar)
Cantar el Amor tucán.
Divertirse en el espacio donde está esa sombra
que constantemente se hace más sombra.


IX.
The Very Large Telescope o
Telescopio muy grande, VLT,
se encuentra en el Observatorio Paranal.
Consiste en un sistemade cuatro telescopios ópticos
separados,
y cada uno de estos cuatro instrumentos principales
es un telescopio reflector
con un espejo de 8,2 metros.
El proyecto VLT
forma parte del European Southern Observatory,
ESO,
la mayor organización astronómica
de Europa.
Leer eso,
sobre eso,
repetidas veces durante el día.
Extiéndase sobre el piso y lea,
primero de espaldas,
luego de guatita,
de espaldas una vez más
y así sucesivamente.

jueves, 19 de junio de 2008

I. Folio 7 - la novela (comprendidos entre agosto del 2007 y febrero del 2008)

1. primer intento (y presentación)
Estos últimos dos meses mi escritura se ha centrado en un proyecto de novela que venía, como un/el fantasma, rondándome por años. Historias dignas de ser contadas, excusas para sostener grandes empresas que, a la larga, terminan sosteniéndote a ti. En una precaria organización, en el caos de mis ideas, el primer intento fue algo así como lo siguiente:

La novela trata sobre un tipo que escribe una novela y debe terminarla dos días antes de que una amiga suya llegue desde donde sea. Se acerca el día y no puede acabar. Llega la fecha fijada y ni ella ni la novela aparecen por ninguna parte. El tipo sabe que no puede acabar lo que escribe mientras ella no llegue, pero también sabe que ella no va a llegar mientras la novela no esté terminada. Estúpidas promesas. Él la ama. Es una relación de largas llamadas telefónicas a países desconocidos. Sabe que esa novela será importante porque pondrá punto final a su vida hasta el momento en que la termine, en que la encuentre a ella. Sale a buscarla. La novela se llena de los paisajes en su viaje. Desérticos, solitarios, asesinos, escenificados. El tipo sabe que en algún momento la novela va a acabar abruptamente, pero no sabe por qué motivos ya.
El tipo ha vivido y sido criado siempre en una ciudad in extremis urbanizada. Una de locos, dice. En esa ciudad, donde viven los locos, vive entre las paredes una amiga del escritor que se dedica a coleccionar mariposas en el cabello: ella es un infierno en vida. Sus ideas, sus imágenes, todo ella lo tortura colándose en la novela. Principalmente esos delirios de ciudad son los que quiere exterminar de sí antes de que la otra, siempre la otra, llegue desde el lugar ajeno. Por eso los dos días y el apuro. La novela es su vida antes de lo que el quiere que sea su vida. Una vida de la que se arrepiente, de loca superficialidad. Finalmente, entendiendo no poder acabar con la novela, sale a buscarla con el objeto de pedirle perdón. No puede acabar y los capítulos de la novela le llegan como sueños que lo atormentan. Allá extraña la locura, a su infierno, allá en medio del silencio. Cuelga. Todos los personajes, a excepción del narrador, se quedan solos (espero).

¿Por qué el narrador no? Vaya a saber el autor.


2. (en el desierto)
La cabeza en la cabecera, nada. Abrir o cerrar los ojos es igual. El color siempre es el mismo: negro. Un negro como bolsa plástica respirada sobre la cara. Por qué las luces de la ciudad no rebotan hasta ahí: en ese motel cada pieza tiene por techo un espejo. Se había dado las buenas noches a si mismo apagando la luz del velador. Ni siquiera un brillo se reflejaba en él ahora. Piensa que seguro es así cuando te mueres. Después aparece ella: siempre la ve en el espacio de los ojos cerrados. Ella atravesando sus párpados, sus ojos con dedos filosos. Ella en posturas; ella poniendo caras para la foto. Ambos mirando ventana afuera. Ella diciendo un montón de cosas que no recuerda. No iba a encontrarla nunca. Se encuentra en el espejo sin llegar a reconocer su rostro: teme eso. Después de masturbarse la noche le parece más luminosa.


3. (antes, en la ciudad)
La tercera noche se acostaron. Al despertar al día siguiente él ya estaba enamorado de K otra vez.

Le pregunta desde hace cuanto ella está enamorada. K dice que se fue durante una caminata entre la Plaza de Ñuñoa y Providencia: al llegar a Bilbao ya estaba enamorada. Él se impresiona. Toma aire con la boca abierta, que escupe humo, y lo expele con fuerza: así deja claro que esa información lo descoloca.



4. (mucho antes, también en la ciudad)

-Mi mamá viene a Santiago. Quiere conocerte.
-Le contaste de mí –pregunto con molestia, por algo existía el trato.
-No, pero una madre siempre sabe.
-¿Y siente como ahora te estoy tocando las rodillas?

Se encoge de hombros. Ambos nos reímos y ella esconde la cabeza, rubia y sin desmalezar, entre las arrugas de mi camisa a rayas.

-Ella va a saber igual, así que haz ahora lo que tengas que hacer.


lunes, 16 de junio de 2008

I. Folio 6 - diálogos (comprendidos entre junio y agosto del 2007)

1. (En torno al cine)

- ¿Y por qué quieres ver películas como esa? De directores "frgancesssssses" amariconados, misóginos, mamones primermundistas, adictos a la lágrima que vive y muere en la cara, adictos, C'est è ne point finit, à la vie et à la mort, romanticoneo barato, "oh te amo", "oh dime que me amas", "oh por qué ya no nos amamos", ¿Por qué?, "obvio que me amas, soy el protagonista, soy perfecto", lavados de cerebros con poemas cursis, ilustraciones maltrechas de personas reales, de personas como nosotros dos.

-No sé, me gustan las películas. Eso es: me gusta ver todo tipo de ellas.


2. (Mirando una revista)
- "The men's Journal"...
- O muy gay o muy machista.
- Deben hablar de autos deportivos y barbacoas ahí.
- Mujeres aceitadas.
- "Cómo hacer su propia nevera para six pack con elementos de desecho en su cochera".
- Más simple: nevera cerveza cochera.
- Obvio, hombres equal 'Easy English'.
- ¿Cómo fue?
- Eso, o me vas a decir ahora que estás defendiendo a tu género? Tú, el que tiene sueños eróticos con vocalistas de grupos asiáticos.
- Eróticos no: altamente emotivos, que no es lo mismo.


3.
Yo soy una enloquecida a la que le gusta mucho tener peleas. Me gusta muchísimo: enojarme, gritar, golpear con los puños la pared del baño. Sentarme dentro de la tina a rabear y llorar un rato, dormirme en la tina, esperar. Y cuando no hay ruido, cuando todos se han ido a dormir en casa, salgo de puntillas al pasillo y me quedo mirando por la ventana porque soy así de enloquecida y me gusta serlo. Me gusta echar todas esas cosas fuera y después reirme, porque sé que si esas cosas se quedan dentro se hacen rocas de sal, y la risa no te sale por la boca entre las rocas.


4.
-¿Todavía tienes ese bolso? Debe tener veinte años por lo menos.
-Sí, papá.
-En ese pusiste tus cosas cuando te fuiste de la casa por primera vez, ¿te acuerdas?
-Sí.
-Eras enanísima. Tenías el cabello corto, igual que un niño.
-Llevaba moños, papá.
-No –enfatizó-, llevabas el cabello corto como un niño, o por lo menos recogido atrás con una trenza. Así siempre te peinaba tu mamá.


5.
-Está muerta.
-Mañana te traigo otra igual que tengo en la oficina.
-No importa, me gustaba la música nomás.
-Sí… era muy particular, muy bonita.
-¿Viste que está muerta? Hablaste de ella en tiempo pasado.


6.
- ¡Pablo!
- ¡Estoy aburrido!
- ¡PA-BLO!
- ¡Estoy aburrido! ¡Quiero un helado! ¡HE-LA-DO!
- Ya, déle los fósforos a la mamá.
- ¡No!
- ¡Dele-los fósforos-a la ma-má!
- ¡NO!
- ¡Pablo!
- ¡Helado!
- Bueno…
- ¡Helado!
- ¡Ya!


7.
-¿Y por qué no la llamas para saber?
-Tz-tz.
-¿Y por qué no la llamas para saber?
-¿Tz-tz?
-Y POR QUÉ – NO LA LLAMAS – PARA SABER.
- Tz-tz tzzzztz tztz.

Silencio.


8.
- ¿Por qué no juegas?
- ¡Ya! Yo quiero ser la polilla.
- Bueno.
- Me quedaré aquí, detrás de las camisas. Asústate cuando me veas.
- Bueno.
- ¡Asústate!
- ¡Ya!
- ¡Pucha, mamá!
- Bueno, voy a asustarme.

viernes, 13 de junio de 2008

I. Folio 5 - párrafos narrativos (no fechados ni titulados)

1.
(...) De entre las piernas le salió agua turbia con olor a porquería, y yo le había dicho de eso y de otras cosas sin que me hiciera mucho caso. (...) Sentado en la baranda la observo irse, toda mezclada con las aguas negras del río.


2.
Apuré. La mujer de tacos detrás de mí me trae enfermo. Dos, tres-cuatro, dos, tres-cuatro. Trescientos metros de golpeteo seco en el piso del pasillo, incluso a través de los audífonos, de las orejas y de la música. Meto los pies al pasto atravesando el campo en una diagonal exacta. El repicar de pies se calla. Una respiración agitada que sube por el cuello se abre paso a través de los gorriones y los oídos clausurados por alguna canción de rock progresivo.


3.
Entonces ahí sola da cosa subir a la micro de vuelta a casa, porque siento vergüenza de haber dicho eso. Me quedo mirando fijo a los autos que, hechos pura luz en la noche, pasan rápido frente al asiento del paradero. En la tele me habían advertido que los hombres nunca se enamoran de las mujeres a las que usan, pero sorda como yo sola cambié el canal para ver una teleserie mexicana.


4.
Todos me molestaron cuando supieron que calzaba 39, dije. Me miró con cara de diversión. Es que mamá me dejaba andar con los pies pelados por la casa. Siempre puedes decir que bailabas ballet, me dice. Yo siempre supe bailar a mi manera.


5.
Terminé de digerir la cita una hora y veinticinco cuadras más tarde. Me vestí como pude y salí a la calle arrancando de la perra que le habían regalado a Diego para el cumpleaños. Ya eran más de las cuatro. Esta vaca ya murió, pensé. Enfilé hacia la plaza de armas con la única intención de comprar alpiste y alimentar a las palomas hasta que una se reventara de gorda; idioteces mías. Ir allá y esperar, nada más.


6.
(30 de julio)

Yo recuerdo que la vez que la mamá se enojó más fue cuando Felipe tenía 14. Íbamos en una micro y lo vimos en el paradero de su colegio, y sus compañeros le tironeaban la cotona. No lo dejaban subir. Ella anduvo entre los asientos y, sacando una mano por la puerta, subió a mi hermano de una oreja. No hablábamos durante el resto del viaje cuando esas cosas ocurrían.

De mi papá: una vez, tratando de calentarme unas medias, les quemó los pies.


7.
Tenía sobre las uñas marcas de otras uñas. Rasguños en la cara, dentro de los ojos. Unas medias calentadas sobre un anafe, agujeros y quemaduras en los pies. Fotos de Felipe a los 14. Una mezcla de esas fotos con otras fotografías familiares más viejas que él mismo, blanco y negro, de puntas hilachientas. Todas sobre el piso. El Trix hasta entre sus cabellos, también en el piso. En las manos llenas de saliva. Las grietas en el suelo del dormitorio rellenas de polvo acumulado por años. Polvo, pelos y cereal.


8.
La cabeza en la cabecera, nada. Abrir o cerrar los ojos es igual. El color siempre es el mismo: negro. Un negro como bolsa plástica respirada sobre la cara. Por qué las luces de la ciudad no rebotan hasta ahí: en ese motel cada pieza tiene por techo un espejo. Se había dado las buenas noches a si mismo apagando la luz del velador. Ni siquiera un brillo se reflejaba en él ahora. Piensa que seguro es así cuando te mueres. Después aparece ella: siempre la ve en el espacio de los ojos cerrados. Ella atravesando sus párpados, sus ojos con dedos filosos. Ella en posturas; ella poniendo caras para la foto. Ambos mirando ventana afuera. Ella diciendo un montón de cosas que no recuerda. No iba a encontrarla nunca. Se encuentra en el espejo sin llegar a reconocer su rostro: teme eso. Después de masturbarse la noche le parece más luminosa.

I. Folio 4 - estudio para pie forzado (4 de julio del 2007)

1.
Desde hace una hora el mentiroso compulsivo está en la terraza fumando. No habla. Está sentado mirando hacia abajo los autos que pasan frente al edificio formando filas, tocando bocinas. Antes había dicho que no podía verme a la cara; que un gato lo miraba feo desde la ventana del cuarto piso por estar echado sobre mí, recriminándolo, y que por eso no había funcionado el día de hoy. Dijo lo que hacemos no me gusta. Voltea la cabeza: quiero que te retires, dice, como si yo fuera los platos sucios, tengo que trabajar. Pensar en esa, repito dos o tres veces; mi ropa y yo sin ella acabamos en el pasillo. Con los zapatos aún en la mano salgo, y sólo una hora y veinticinco cuadras más allá me doy cuenta de que él se quedó en mi casa. Yo estoy en la calle.

2.
Desde hace una hora el mentiroso compulsivo está en la terraza fumando. No habla, fuma sentado mirando hacia abajo los autos que pasan frente al edificio formando filas. Dijo que no podía verme a la cara, que un gato lo miraba desde la ventana estar echado sobre mí recriminándolo, y que por eso no había funcionado. Dijo lo que hacemos no me gusta. Voltea la cabeza y me pide que me retire: quiero que te retires, dice, como si yo fuera los platos sucios o la cuenta del cable, porque se supone que esté trabajando. Pensar en ella, digo, y lo repito dos o tres veces; todas mis cosas acaban en el pasillo. Vestida a medias salgo, y sólo a una hora y veinticinco cuadras más allá se me quita el enojo y concluyo con la frase habitual: no me usa más.

Él se quedó en casa y allá es donde voy. Caminando de regreso me acuerdo de la primera vez que me di cuenta de como serían siempre las cosas entre nosotros. Estábamos en la aduana de Arica, esperando. Rezábamos ambos porque el circo peruano frente a nosotros desistiera de diez cajones de mangos y las jaulas con leones y tigres de Asia. Apoyé la cabeza en su hombro y dormí por horas esperando. Cuando desperté me dijo que siempre habría una ella en el asiento del medio y entonces, supongo, me acostumbré a esperar y esperar, como en internación constante.

I. Folio 3 - sobre Youth Yarrá (posterior al 27 de junio del 2007, no fechado ni titulado)

Youth Yarrá comenzó sus memorias poco después de acontecidos los hechos. De a poco, como tirando de una cuerda, escribió cada uno de los sucesos ocurridos en su vida, terminando con el que obviamente había conseguido como punto final tenerlo encerrado en esa casucha mecanografiando con apuro.

(…)
Satisfecho con el resultado, entregó el montón de 984 páginas mecanografiadas a un amigo, Sánchez, quien las leyó detenidamente por algo más de tres días. Cuando acabó arrancó la página del final y se limpió el café del bigote con ella: era señal de respeto a una buena lectura en su país.


Como escribiendo siempre la misma historia, Youth Yarrá anotó cada una de las cosas que le pasaron en la vida otra vez. Como un escritor escribe siempre la misma novela, pensó, yo paso en limpio lo dicho y hecho alguna vez con el fin de que, poco a poco, la forma sea distinta, pese a no poder cambiarse lo acontecido.

miércoles, 11 de junio de 2008

I. Folio 1 (no fechados ni titulados)

2.
Me carga ser la que recoge los pedazos. Los hombres a los que he querido siempre están heridos, entregados por varias manos, basureados. Todos hombres destruídos.


3.
“Esté atento al volante, puede evitar así muchos accidentes en la autopista”
“Pero en serio, hombre: mire sólo el camino”
“¿No ve que lo que hace? Concéntrese por fin en el volante. Por descuido casi mata a ese pobre hombre”


5.
C y yo gritamos en mitad de la noche, cada una en su casa. Nos llamamos la una a la otra sin obtener resultado. Pensamos a la vez en qué tipo de persona es la que a las cuatro de la mañana está aún usando el teléfono. Ambas miramos por la ventana consolándonos con autos y perros que aúllan.


6.
Odio hablar contigo porque nunca entiendo lo que dices. Hoy, cuando me di cuenta de lo que ocurría, ya era tarde. Tenía la boca y nariz llenas de mocos, temblaba entera. Oraba, frente al computador, porque lo que estuvieras diciendo (escribiendo es el término correcto) estuviera amplificado por el espacio en blanco de miles de pixeles entre una palabra y la otra. Hablaba sola. Quizás lo dijiste de forma liviana, al nivel de la publicidad parpadeante de parejas y pastillas, almacenesparispuntoceele, bajo la ventana de conversación.

Hablaste en media hora de homosexualidad (14 letras), autoflagelación (15 letras) y Kierkegaard (11 letras). Escribiste todo ese montón de palabras difíciles en frases largas, tediosas. Con una Verdana 7.5 en negrita tecleé un “te quiero” con gusto a poco, frío, de ocho letras nada parecidas a lo que sentía en la panza. “Te quiero” queriendo abrazarte, tirarme al suelo con tu cara imperturbable o dolida mirándolo todo. “/me aún te quiere”, escribo. “/me sabe que cuando apenas le gustes ella ya estará mala”. Y nada: “EL está escribiendo un mensaje” que nunca llega, y me lleno de esa frase que intermitente aparece en una esquinita indicándome que nada logra salir de allá.

¿Estás otra vez dormido?
Último mensaje recibido a las 23:11 el 22-05-2007.

Por favor, háblame.
Último mensaje recibido a las 23:11 el 22-05-2007.


7.
Pienso que nuestra separación comenzó el día en que cambié la clave de mi mail. Temía que leyeras lo que yo escribí a mis amigos acerca de lo mal que nos llevábamos desde cierto episodio vergonzoso.

Me senté en el computador y comencé a teclear. Traté de abrir su mail con todas las palabras que alguna vez nos dijimos. Nada. Ninguna de ellas era la clave.


9.
Ve sobre la cama una tira de pastillas blancas que no había visto antes. Una ventana del msn se abre. Isabel Monzó dice:

“Todas.”

Pablo dice:
¿Cómo dices?

Último mensaje recibido a las 00:28 el 26-06-2005.

Saca y ordena de una en una las pastillas al borde del escritorio, y luego se ayuda con el agua de una botella que estaba hace días bajo la cama. Las tres últimas no es capaz de levantarlas y las come de la mesa, se echa sobre los papeles y comienza a contar hacia atrás.

Quince, catorce, trece, doce, diez, nueve, ocho, nueve, ocho, siete, seis, dos, dos, dos.


10.
Subo a una micro por inercia, donde río, lloro y finalmente sueño. Las imágenes son confusas y al despertar tengo un denso dolor de cabeza producto de los cigarros. Cuando me bajo siento como si la desgraciada me hubiera vomitado.

Cartulina dice:
¿Estás ahí? Necesito hablar contigo.

S dice:
Heme aquí. ¿Y, me contarás tus misterios?

Cartulina dice:
Quería decirte que eso que no pude contarte… ya sabes, no sé, creo que tengo miedo. Eso es: tengo miedo.

S dice:
Yo también tengo miedo ¿Sabes?

Siento como si esa fuera la única de las oraciones. Luego de eso nada de lo que yo diga puede ilustrar mejor lo que es el miedo.

Carolina dice:
No te entiendo. Me da susto cuando dices esas cosas

S dice:
¿Por qué?

Carolina dice:
Es como si yo fuera un payaso y no me diera cuenta. Es como si tuviera marcada la cara y todos lo supieran, menos yo.


11.
Artista se preguntó (de forma correcta) por qué en sus historias los personajes siempre chocan y descubrió, sin sorpresa, que en la vida cotidiana ella chocaba con todos a su alrededor. Había un tipo, un individuo despreciable, con el que ella no conseguía chocar. Ambos, Escritor y ella, tenían esporádicos encuentros violentos que nunca se concretaban en choques. En esa violencia había mordiscos, abrazos fotosensibles, imágenes extraídas de la basura: imágenes de viejas combustiones espontáneas por el roce sin contacto, por la estática que producen dos masas que se mueven a distancias milimétricas.

Escritor era misógino, sincrónicamente un tipo de edad revuelta y vicios astutos. Se ganaba la vida componiendo canciones en un sello de la comunidad ecológica. Mataba las tardes componiendo obituarios para su trabajo de medio tiempo. Sonreía escondido porque creía indefectiblemente que su cara se tornaba horrible cuando lo hacía. Componía muchas cosas que no eran su propia persona.

Artista era la viva imagen de sus padres, a los que nunca conoció. Se arreglaba el cabello despeinándolo, se cubría de pies a cabeza con ropas grises para que todos la vieran. Si su ego fuera plumas, la habría asfixiado. Lo hacía de todas formas sin ser plumas, nylon o calcetines en la boca.


17.
"¡Ah, son una familia bien dispersa ustedes!"


19.
Abstracto es crear un personaje que sólo habla con líneas de canciones pop en español.


20.
En Las Condes, un árbol cae debido al temporal interrumpiendo el tránsito. En Ñuñoa uno corta la luz por varias horas en dos o tres manzanas. En la Nuevo Amanecer, en cambio, destruye una casa y aplasta a un hombre de la tercera edad. El gobierno le dijo que tapara las goteras.


21.
Recuerdo que lo único que había de comer en esa casa eran las ratas.

lunes, 9 de junio de 2008

I. El primer cuaderno (o Cuaderno de los recuerdos desgarbados)

El primer cuaderno llevado por Isabel está fechado por primera vez el 20 de junio del 2007. Sin embargo, antes de esta información hay 4 hojas de narraciones breves sin mayores indicaciones. Es un material no titulado, compuesto de borradores y estudios para cuentos que luego serían publicados en internet (Cuentos de Isabel Viterbo). Pese a esta estrecha relación con el género narrativo, el cual se impone como causa de la existencia de este cuaderno, tímidamente hacia el final es posible ver breves poemas en verso y prosa.

Los textos seleccionados están comprendidos entre junio del 2007 y abril del 2008. El cuaderno fue titulado con posterioridad a su escritura, por lo cual es posible explicar el que no todos los textos tengan una estrecha relación con el concepto que éste propone.