lunes, 9 de febrero de 2009

III. Folio 1 - Lota (por Concepción a Coronel)

i. (a Lota)

1.
Me he convertido en una de esas mujeres corrientes / que tienen penas de llanto / y vidas de sonrisa de lápiz.

De tanto comerse las lágrimas / se les olvida como llorar / pero cuando se acuerdan / se acuerdan.

2.
No puedo evitar creer / que merezco este viaje como nadie / y yo también me escapo / pero nadie puede lamentarme en la ciudad / del mismo modo en que yo lo lamenté a él.

Yo también me escapo / pero nadie se va en ésta conmigo.

3.
“Y en medio del pecho quedó un agujero / para que no se viera le puse el sombrero.”

Y me voy por detrás / en silencio / la boca abierta y callada / como para que no me veas nada.

Y yo que te deseaba mal / ruidosa a morir / ahora te deseo a secas.

III. El libro de viaje

El tercer cuaderno o Libro de viaje, fue titulado como tal el 3 de febrero del 2009, en el trayecto de un bus entre Concepción y Coronel. A diferencia de los dos cuadernos anteriores, este está hecho a modo de bitácora: los escritos, si bien guardan una relación mutua con un tema central de corte más bien introspectivo, están estrechamente ligados a la localización geográfica de la autora. Es con este fin que muchas de las entradas han sido tituladas específicamente como ciudades, lugares específicos o situaciones de tránsito propias de un viaje: el objetivo es conseguir un desplazamiento tanto en el lenguaje utilizado como en el relato en cuestión.

No hay una preferencia formal en este cuaderno, a diferencia de los anteriores, por un desarrollo de la poesía o la narrativa: los fragmentos se mueven tanto en el formato de cuento como en el epistolar, predominando una influencia de la corriente de pensamiento como medio de construcción de texto. La serie, en cambio, es un recurso que se vuelve transversal en la medida que ayuda a esta progresión conceptual. El viaje, si bien va en múltiples direcciones y diferentes escenarios, siempre tiene punto de origen y destino.

II. Folio 16 - Epílogo sin título (enero 2009)

i.

Y siempre tengo que bancarme / mis lágrimas sola / como si fueran algo incómodo / y nada elegante.

Llorar es de hecho / la incomodidad y la rotería misma.

ii.

A mí las lágrimas se me dan / con tanta naturalidad / como la tiza resulta en dibujos / como el azúcar resulta en mermelada / como sí.

Se me dan tan simples / que parece que ojos y boca / nariz y margaritas / hipos y grititos / fueran una orquesta en la lluvia / a punto de venirse abajo.

iii.

Si lo único que quiero / es que tenga piedad de mí / pero a cada que me descubro el rostro y se lo grito / él levanta los puños / y me cierra la boca.

iv.

Me gustaría ser algo más / que llanto y llantito / que caro y carito / pero es cuando pasa eso / que me siento menos armada / de mí misma / de lo que me permito andar.

v.

Oye / tomas la pastilla / y sí / la tomo / y ni falta que hace / por qué ni falta / porque no podemos tener hijos / porque no podemos tener nada más que esto / y esto es malo / y por qué no / porque Dios no da hijos a los infelices / y por qué es malo / porque no hay cosa más cruel / que mirarnos a la cara y no ver nada / porque nadie quiere venir aquí / a este lado de mi rostro / y darme algo que no cueste / y darme algo que pueda atorar / entre el pecho y la espalda.

domingo, 1 de febrero de 2009

II. Folio 15 - Los platos rotos (enero 2009)

i.
Mi vida está lo arruinada / como para que venga y me escupa en la cara / como para que me ignore con violencia / como para que me insulte y grite a mordidas / Está lo arruinada como para que me arroje de la mesa / como a una mosca muerta.

Mi vida está lo arruinada que haga falta / como para que la arroje al río y le tire una piedra / como para que le ate una cuerda al cuello / y termine por hundirla / así atrapada por el medio del cuerpo.


ii.
Y lloro estando sola / acompañada / con motivo / y sin razón alguna.


iii. (El amor para siempre le duró dos semanas)

El amor para siempre le duró dos semanas / y menos: / entre el 3 y el 14 hay sólo 11 días.

El amor para siempre le duró menos que a mí un paquete de toallas higiénicas / pero no dije nada / porque no quise que nadie más que yo / pagara los platos rotos.


iv.
Y no me entero de más hasta que estoy boca arriba / en el piso / y he llorado toda el agua que pueda salir por mis ojos / y he vomitado todo lo que ha entrado por mi boca / incluso eso / incluso la saliva y el aliento ajenos / y me ha venido el recuerdo de las palabras completas / sin cortes / y me he rendido a hipar como una loca / a caminar nublado y blando / y a que todos en la calle vean mis ojos de vidrio y sientan lástima / de tanta carolina que tengo encima.