lunes, 1 de septiembre de 2008

II. Folio 2 - Malos recuerdos (escritos de apoyo a Malos deseos, abril 2008)

1. Dejar en cama las zapatillas rojas de cordones blancos desatados, que corren más rápido, más lejos que las micros verdes. Las clausuras del cuerpo, las cláusulas del cerebro. Los ojos hinchados, los dedos de espinas; los silencios dolorosos, las manos dormidas. Los párpados en el agua y las burbujas que te hacen cosquillas en las margaritas. La picazón en la lengua y la saliva dulce al borde de rebalsar las tacitas que son las comisuras de los labios.
Todo lo demás puede levantarse perfectamente.


2. En el piso, en el cuerpo, las huellas del baile. Las avenidas, Lo, son como las vías del tren: neo-vías llenas de trenes sincrónicos que no duermen nunca. Cada tren corta en pedazos al aire y lo que haya llevado por él. Serpientes de fuego, de lluvia, vapor y velocidad. Las manchas en el piso son las de un baile que ellas no pueden ni dejan bailar.


3. Mi cama dorada: mi cama como una cerca electrificada. Y yo aquí horizontal, deseándote, Y tú difusa, y tú extendida y borrosa sobre todo ese pavimento.


4.
Si fuera casa
llevaría la fiesta por fuera y la miseria por dentro.


5. Letters We Never Sent

"Contenido de mi maleta: The complete poems of C.P. Cavafy, un pijama y las cuatro últimas cartas de B"
No entiendo que Bertoni pueda salir sólo con las cuatro últimas cartas. Yo salía con todos tus recuerdos a cuestas, a falta quizás de las cartas entre nosotros. De tanto leer su libro, B se me confundía hasta el cansancio con TU; después me gustó mucho más B. Si te inquieta, pienso que como yo me quedé con B, puede ser y es probable que Bertoni se haya ido contigo. Si tuviera cartas tuyas, habría salido con el fajo entero atado con elástico de calzón: con una cinta de satín rosa acabada en una corbatita perfecta. Yo habría respondido cada una de esas cartas, y ahora tendrías empapelado el muro en el que apoyas la cama con ellas. Sin mirarlas, por supuesto: no soy para nada tonta. Se me figura que esa idea te habría hecho gracia y las tendrías junto a tus recortes, tu Diógenes y tus fotos de Thelonius Monk. Esa pieza debe tener sumados como-mil-quinientos-treinta años de tierra encima. Cuando la muralla quiera apoyar la frente en el piso, los gusanos gordos entre los ladrillos se verán más jóvenes que tú y todas tus cosas. Por lo demás, ese día voy a estar contenta de dedicarte el pie de apertura en alguna de las muchas cartas que les envío a mis amigos por correo.

2 investigadores:

maderisticabro dijo...

O las pastillas me hacen mal o no sé, pero me confundí con esto =/

Antonio Alfonso Jiménez. dijo...

"Si fuera casa.."

Conozco una que es una ruina por fuera. Si pasas por su puerta crees que está abandonada. Por dentro es un palacio con vistas a los jardines de Versalles.

Qué gran metáfora tu casa.