martes, 29 de julio de 2008

I. Folio 15 - Sobre los libros (no fechados)

1. 
El viejo era historiador. Tenía, entre las rumas de papeles amarillentos sobre el escritorio, una colección de fotos viejas salidas quién sabe de dónde. Las había comprado a los anticuarios; sacado de las  sábanas de todas las viudas de sus amigos de infancia, a las cuales visitaba con asiduidad. Había llegado a confundir, incluso, su adicción por las fotos con una incipiente adicción por las viudas: como todo historiador, amaba las cosas añejas. Las fotos las guardaba en grupos de 20, atadas con elástico como si fueran tarjetas de colección. A la derecha conservaba las recién traídas, "mis lolas"como les decía. Las limpiaba con acetona cuidando no quitar de ellas algo más que el polvo. Usaba eso y no otra cosa por el leve olor a peluquería que se les quedaba pegado en los bordes. La izquierda, en cambio, estaba llena de las que ya tenían el tratamiento completo. Esas esperaban nomás. A veces tomaba una que otra, la de un muchacho, y garabateaba sobre su rostro labios pintados y mejillas ruborizadas con pluma y tinta roja.

2.
-Si la novela fuera así, estaríamos uno a cada lado de la calle.
-¿Tú crees?
-Obvio. No es gratis la picazón que me da.
-Claro que nos da.
-¿Y qué vas a hacer?
-¿Sobre la novela?
-No, sobre la existencia de la marsopa.
-No sé... las novelas no se escriben solas.
-Deberías escribirla sobre ti y dejarte de imbecilidades: la quieres escribir sobre esa porque en ella puedes leerte a ti mismo.

Se quedaron callados. Él se rascó la rodilla derecha y gruñó molesto.

-Sería escribir sobre un tipo que ama a una tipa que nunca estuvo, entonces.
-Que no existe.
-¿Cómo?
-No existe. ESA-NO-EXISTE.
-Como quieras.

3.
-¡Es terrible!
-¿Qué?
-Cuando se te apoyan tipos dormidos en la micro. Nunca son como en los comerciales, galanes que huelen las axilas de las rucias Nivea.
-Será que si eres linda atraes gente linda.
-No sé, pero si van leyendo algo me cobro la siesta y les robo de un tirón el libro.

1 investigadores:

maderisticabro dijo...

depende el libro, si es como volar sobre el pantano, no sé si valga la pena delinquir.